Alabando en Medio de la Prueba

«En el día de mi angustia te invoco,
    porque tú me respondes.» Salmo 86:7

Dios es digno de alabanza porque es Dios.  Es digno de alabanza porque es santo; es digno de alabanza porque sólo él envió a su único hijo a pagar el precio de nuestros pecados.  Sólo él nos ama con amor eterno y nada ni nadie nos podrá separar de ese amor.

¿Que tienes problemas?, todos los tenemos.  ¿Que has sufrido mucho?, todos en alguna medida hemos sufrido.  ¿Que han sido injustos contigo? y yo te pregunto, ¿no lo fueron con nuestro Señor Jesucristo?  Nada es excusa para dejar de amar, adorar, glorificar y exaltar al Dios Todopoderoso dueño del cielo, de la tierra, del oro y la plata y dueño de tu vida si se la entregas por completo.

David escribió muchos de los salmos en el tiempo que estuvo bajo persecución y asecho.  El Salmo 86 es uno de ésos donde él clama al Señor que lo salve, que lo escuche y lo libere.  Le cuenta cómo se siente y proclama alabanzas al Señor diciendo «Señor mi Dios, con todo el corazón te alabaré y por siempre glorificaré tu nombre.»(Salmo 86:12 NVI)  David es un gran ejemplo para nosotros en cuanto a la forma que debemos reaccionar los hijos de Dios ante los tiempos difíciles o de prueba.

¿No sientes deseos de alabar a Dios hoy? Dios no deja de ser Dios sólo porque no sientas deseos de honrarlo.  Se honra a Dios con nuestra alabanza primero porque él es Dios, por amor, por reverencia y obediencia.  No se le da honra a Dios basándonos en nuestros sentimientos ni estados anímicos.  Dios es Dios, no lo olvides.

Ahora, ¿como podemos seguir alabando y adorando a Dios aún en medio de nuestras pruebas? Hay tiempos donde todo parece derrumbarse a nuestro alrededor.  Es como una línea de dominos que al caer uno, todos caen con él.  La clave está en conocer quién es tu Dios, tener una relación con él. Buscar en la Biblia hombres que pasaron muchas tribulaciones y ver cómo Dios los sacó adelante una y otra vez, mientras se mantuvieron fieles a su palabra.  Es en tiempos buenos cuando tienes la oportunidad de aprender y arraigarte en la palabra de Dios.  Hacer de Jesús y su palabra esa roca firme, para cuando lleguen las tormentas seas como el bambu que se dobla pero no se parte (no se rompe o se quiebra).

«No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.»  Filipenses 4:6-7(NVI)

Muchas personas se preguntan cómo algunos cristianos enfrentamos nuestros problemas con tanta tranquilidad.  Tal pareciera que no nos importa que el mundo se está cayendo a nuestro alrededor.  En ése versículo tienen la respuesta(Fil 4:7).  Podemos pasar por pruebas, enfermedades y decepciones; pero cuando conocemos al Dios que le servimos, nada puede quitarnos la paz.  Se le busca solución al problema y mientras tanto, seguimos amando y adorando a Dios.  Lo peor que se puede hacer es buscar culpables, murmurar y alejarte de la presencia de Dios en tiempos de pruebas.  En realidad el único que tiene el poder para sacarte adelante es precisamente Dios y aunque la solución no llegue rápido por lo menos él te sostendrá y no te dejará, ésa es una de sus grandes promesas.

«Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos.» 2 Corintios 4:8-9(NVI)

17 «Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento.» 2 Corintios 4:17(NVI)

10 «Y después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables.» 1 Pedro 5:10

¡Que hermosa promesa en 1 Pedro 5:10!  Después de haber sufrido un tiempo (comparado con la eternidad) nuestro Dios nos restaurará, nos hará fuertes, firmes y estables. ¡Cuán grande es nuestro Dios y cuánto nos ama! No hay nada que estés atravesando que Dios no sepa, no hay tristeza, dolor, ni lágrimas que él no conozca.

Agárrate de ésta palabra y de todas las promesas que Dios ha hecho a tu vida y alába a Dios.  Alábale aún con lágrimas en tus ojos, Dios habita en medio de la alabanza, invítalo a tu vida, invítalo a tu hogar, no quedarás en vergüenza.

¡Dios te bendiga!